Antecedentes de la Industria Textil



La industria textil mexicana es antigua, se formó a fines del siglo antepasado y principios del pasado, como aplicación de las actividades de comercio, esto dio lugar a una estructura que obligo a las fábricas a producir una infinidad de artículos, para satisfacer las necesidades del mercado y de cada comerciante. Esta estructura se ha modificado ya considerablemente.

La industria textil mexicana muestra aproximadamente  las mismas características de las otras industrias textiles latinoamericanas.

Por el número de establecimientos, las personas ocupadas y los sueldos y salarios pagados, la industria textil mexicana ocupa un lugar preponderante dentro de la industria de transformación.

Menor importancia tiene el valor de la producción y el capital invertido. La participación de la industria tiende a disminuir debido a que su producto crece lentamente, en contraste con el de la industria dinámicas, como la química la mecánica, la metalurgia, etc.

Aun cuando en la antigüedad del equipo es alta, el principal problema consiste en la baja productividad con la que funcionan las fábricas y las industrias.

En vista de que hay producción nacional importante de continuas telas, gran parte de la maquinaria requerida seria de origen mexicano; en este renglón existen posibilidades interesantes de integración industrial con los demás países latinoamericanos.

En el periodo de 1966-1965 se requiere invertir en sectores de algodón, fibras artificiales y sintéticas 240 millones de dólares, que representa 10,30,400 usos de hilados y 222,200 telares.


La industria textil sector tradicional de la producción manufacturera que represento un papel dinámico y pionero en el proceso de industrialización de la mayoría de los países, sufren en la actualidad cambios profundos que afectan su distribución gráfica, su tecnología, su organización empresarial y otras de sus características principales.

La raíz de estas transformaciones se encuentran en la propio naturaleza de esa industria que común mente es presentada como ejemplo de un sector productivo que emplea en forma extensiva el factor mano de obra con una baja densidad capital.

Esta característica, unidad a la relativa sencillez una baja de su tecnología y a al facilidad de entrenar la mano de obra exigida en su proceso productivo, hizo de ese sector altamente prioritario en los países que iniciaban su desarrollo industrial.
Estos países que en general cuentan con excedentes de mano de obra no califica y son pobres en recursos capitales, crearon, condiciones favorables para la instalación de fábricas textiles y practicares aduaneras para sus productos, lo que significaba crear empleos productivos y sustituir importaciones de un artículo de primera necesidad que hasta entonces era importado.

La industria textil, sector tradicional de la producción manufacturera que represento un papel, dinámico y pionero en el proceso de la industrialización de la mayoría de los países, sufre en la actualidad cambios profundos que afectan su distribución geográfica.

La producción unitaria equivalente del sector algodonero de hilados, ajustada por ponderación, es de 15.3 gramos por his-hora, lo que corresponde al 69.5 por ciento del patrón latinoamericano.

La productividad alcanzada, un índice más elevado 66.5 por ciento del patrón, que corresponde a los 3300 gramos  por hombre-hora, que se obtuvieron como promedio general.

EL tamaño media de las heladerías de algodón es de n6875 horas, y de las tejedurías de 116 telares.

Las fibras artificiales y sintéticas consumidas en México se destinan en un 60 por ciento a tejidos de urdimbre y tramo



Las cifras mayores, en 1960.1961 y 1962 se deben a exportaciones a Indonesia, que en la actualidad están suprimidas por haber expirado un convenio comercial que se tenía con ese país.


En el curso de la revolución técnica e industrial que se registró en numerosas naciones durante la terminación del siglo XVIII y el primer cuarto del siglo XIX hubo una gran aplicación a la industria de nuevas máquinas y del vapor como elemento motor y se emplearon nuevas técnicas en todas las esferas de la actividad humana.

Hacia el final del siglo XVII en Inglaterra, la industria tradicional se vio adelantada y rápidamente rebasada en importancia por una nueva rama textil; el algodón, importado entonces de la India. El mercado del algodón había alcanzado tal magnitud que no podía ser satisfecho únicamente por las importaciones. La producción nacional se estableció fundamentalmente en Mánchester, donde la humedad de su clima impedía que las fibras se hicieran duras y quebradizas.

En un principio los métodos fueron los mismos que eran ya empleados por los trabajadores manuales. El rendimiento resultaba tan pobre y la necesidad de una mejora técnica se hizo tan aguda que las primeras invenciones aparecieron desde mediados del siglo XVIII, aunque no fueron todavía muy aplicadas.

En 1733, John Kay inventó la lanzadera volante, que permitía que se tejiera a mano mucho más rápido. La industria del algodón adoptó la lanzadera de Kay, a partir de 1760. En 1738 se patentó la primera jenny, una máquina de hilar sin los dedos, según definía su propio autor. La intensificación de la mecanización adquirió un ritmo cada vez más rápido en la industria textil inglesa. El desarrollo técnico textil ejerció también su influencia en ramas anexas como las del blanqueo, el tinte la impresión. La sustitución de la energía humana por la maquinaria favoreció la extensión del sistema fabril en las hilaturas. Desde que se inventaron las primeras máquinas de hilar hubo industriales que las instalaron agrupadas en grandes edificios próximos a fuentes de energía hidráulica. Con la invención de la máquina de agua este sistema se extendió todavía más.